EV-D68, EL VIRUS QUE ALERTA A LOS PEDIATRAS DE ESTADOS UNIDOS CON CONSECUENCIAS SIMILARES A LA POLIO.
Son muy pocos los casos que terminan siendo de gravedad, pero las consecuencias son tan importantes que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos han pedido a pediatras y médicos de urgencias que estén en alerta ante el aumento de los contagios.
El virus EV-D68 es un patógeno que normalmente causa un simple resfriado, pero que también, y sobre todo en niños, puede desencadenar enfermedades respiratorias agudas y afecciones neurológicas graves como meningitis aséptica, encefalitis o mielitis flácida aguda (AFM), una enfermedad similar a la polio que puede provocar parálisis permanente en los más pequeños.
Durante la pandemia, este enterovirus ha estado prácticamente desaparecido, aunque en agosto, las autoridades estadounidenses han registrado un aumento de infecciones provocadas por el EV-D68 y consideran que la probabilidad de su resurgimiento es “inminente”.
Los síntomas más comunes son:
✅ Tos.
✅ Dificultad para respirar.
✅ Sibilancias.
✅ Fiebre, en la mitad de los casos.
En raras ocasiones, sobre todo en los más pequeños, este virus provoca mielitis flácida agua, una enfermedad que surge cuando el niño ya se está recuperando de lo que parece un resfriado común y que se manifiesta con debilidad en las extremidades, caída de párpados, dificultad para tragar o incluso para hablar. La parálisis puede convertirse en permanente en cuestión de días. Además, un tercio de los pacientes necesita respiración asistida y buena parte de los afectados requiere rehabilitación a largo plazo.
“Si su hijo se está recuperando de un resfriado y, de repente, algo no funciona bien, ya sea un brazo o una pierna, esos son los primeros síntomas”, explicó el pediatra Matthew Vogt a la revista Statnews. Estas señales deben reconocerse lo antes posible, ya que el empeoramiento puede ser muy rápido. Por ello, aunque no existen tratamientos específicos para la mielitis flácida aguda, los especialistas pueden intentar paliar los síntomas para evitar las consecuencias más graves y daños en la médula espinal.
Hasta ahora el pico de contagios se ha registrado cado dos años, entre agosto y septiembre, a finales de verano y con el comienzo del otoño, generalmente en el hemisferio norte, aunque las autoridades sanitarias españolas no han notificado un aumento de casos ni han lanzado alerta alguna ante la presencia de este enterovirus que, la mayoría de las veces, provoca infecciones banales.
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