SÍNDROME DE SAVANT O SÍNDROME DEL SABIO.
El síndrome de savant o del sabio es una afección rara en la que una persona con discapacidades mentales significativas demuestra determinadas habilidades en un grado muy por encima del promedio. Las habilidades especiales ocurren más comúnmente en las áreas de la música, el arte, el cálculo, la mecánica o el espacio, la interpretación de mapas, la composición musical o las facultades artísticas vinculadas a la sinestesia (es una variación de la percepción humana, se percibe un sonido correctamente tal y como es, y además, un color o percibir tacto en su mejilla derecha cuando saborean un alimento) entre otros. Cualquiera que sea la habilidad especial, siempre va acompañada de una memoria prodigiosa, es decir, de un recuerdo extraordinario.
Los afectados por el síndrome, que suele manifestarse ya en la infancia, muestran algún trastorno del desarrollo neurológico, como trastornos del espectro autista, o padecer alguna lesión cerebral. Aproximadamente la mitad de los casos están asociados con el autismo, por lo que a veces se los denomina «sabios autistas». Este conjunto de rasgos peculiares no está reconocido como enfermedad mental.
La definición de esta enfermedad se atribuye a J. Langdon Down en 1887 médico británico.
El investigador acuñó el término “idiot savant” («idiota erudito» en francés) aunque quedó en desuso debido a su poca aceptación.
El psiquiatra estadounidense Darold Treffert sugirió, en 1988, un cambio en la denominación, por el término Síndrome de Savant el que adquirió mayor reconocimiento, razón por la que es el más utilizado en la actualidad.
La afección puede estar presente desde el nacimiento, en la primera infancia o puede surgir inesperadamente después de una lesión en el cerebro, es decir, ante un accidente cerebrovascular, un traumatismo craneoencefálico, una demencia u otro trastorno del sistema nervioso central (SNC). Por lo tanto, puede deberse a una manifestación congénita o adquirida. Sin embargo, la hipótesis de una lesión en el hemisferio izquierdo parece ser la responsable de la fisiopatología del proceso, según evidencian algunos estudios de neuroimagen.
Sucede con una mayor frecuencia en hombres que en mujeres.
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